Estás a punto de sudar frío y tu cuerpo no aguanta más. Pero no estás en tu casa, ni en la oficina o la universidad. Es más, no estás en la ciudad; estás rodeado de árboles, algunas casas de madera y sí, hay gente mirándote. Necesitas un baño urgente. ¿Qué harás?

Esta pregunta la pueden estar formulando diariamente 30 millones de latinoamericanos que habitan las zonas rurales y no tienen un sanitario en sus casas. Dentro de las pocas opciones para ellos está la defecación al aire libre o escabullirse dentro de cuatro paredes de cualquier paupérrimo material que a veces llamamos letrinas. Diferente sería el caso si se trata de alguien que vive en una ciudad latinoamericana. Acá la cobertura de saneamiento básico y seguro supera el 80% de la población.
“3 de cada 10 personas en las zonas rurales no tiene saneamiento seguro.”
Es por esto que la presidenta del V Encuentro Latinoamericano de Agua y Saneamiento, -Latinosan- Yamileth Astorga Espeleta, mencionó durante el evento de abril en Costa Rica que “se está haciendo mucha inversión en lo urbano y dejando todavía poca inversión en lo rural”. Según los datos mencionados durante este evento, tendríamos que esperar el año 2080 para que las zonas rurales latinoamericanas tengan acceso a agua y saneamiento seguro. Unos datos muy lejos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que para el 2030 espera ponerle fin a la defecación al aire libre.
¿Y cómo está Colombia?
En el país más de 5 millones de colombianos no tienen un acceso a agua o saneamiento seguro. Mientras la adecuada eliminación de excretas en las ciudades colombianas es del 92%, en las zonas rurales es del 71%. Es decir, 3 de cada 10 personas en las zonas rurales no tiene saneamiento seguro.
La situación se agrava más si se tiene en cuenta el último informe del DANE sobre la pobreza multidimensional donde la eliminación de excretas y el acceso a fuentes de agua mejorada fueron los que más subieron, regresándonos a un panorama similar al de hace 10 años. En otras palabras, estamos retrocediendo.
“tendríamos que esperar el año 2080 para que las zonas rurales latinoamericanas tengan acceso a agua y saneamiento seguro.”
Además, según el Plan Nacional de Desarrollo, la meta para el 2022 de este gobierno es llegar a 480.000 personas con soluciones adecuadas para el manejo de aguas residuales. Muy poco si tenemos en cuenta que nos quedan faltando más de 4 millones y medios de personas para llegar a la meta en el 2030. Sin tener en cuenta el crecimiento poblacional, necesitaríamos 40 años más para cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6, agua y saneamiento.
Como está la situación, no sólo hará más inversión para eliminar la defecación al aire libre en nuestro país. Tal y como se enfatizó en Latinosan, también nos falta más cooperación nacional e internacional, disponer de mejor información, pero, sobre todo, articular a todos los actores involucrados, incluyendo las mismas comunidades que fomentan su propio desarrollo de manera descentralizada y quienes, sin querer, hoy contribuyen a que los indicadores no estén peor.