Docentes de La Playa: ¿Un baño incide en la educación?

Dayana Julio comienza su jornada poco antes del amanecer. Toma un autobús y una motocarro para recorrer 30 kilómetros hasta la escuelita de la comunidad La Cangrejera, ubicada en La Playa, en la que trabaja. Gustavo Villalba, su compañero, tarda diez minutos en llegar, pues vive cerca de la comunidad. Ambos pertenecen al programa de regreso a la escuela UNICEF, que busca mejorar las condiciones de vida de los estudiantes nativos y migrantes en el país. 

Su rutina poco varía: deben entregarse completamente para dictar clases, primero en la jornada de la mañana a niños y niñas entre 6 y 9 años; y en la tarde, hasta los 13. Para ellos en los primeros años de vida se cimientan las bases del aprendizaje de los menores, es cierto, el desarrollo y el crecimiento cerebral tienen lugar de forma rápida en esta etapa.

Hoy estamos reunidos para dar cumplimiento al Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4, que garantiza una educación inclusiva y de calidad para todos en 2030, una meta que no puede lograrse sin maestros ni infraestructura. A La Cangrejera llegamos con la finalidad de instalar dos baños para niños y niñas, articulando al sistema de educación las condiciones básicas para que se dé el aprendizaje en el aula de clases.

Condiciones básicas en infraestructura educativa

Educar en La Cangrejera conlleva encontrarse en un mismo grupo con la integración de niños de distintos niveles, nacionalidades y con problemas cognitivos, madurativos o autistas. En estos grupos, los factores externos «normalizados» afectan su rendimiento: núcleos familiares con padres en separación conviviendo bajo el mismo techo; compartir habitación de 6m² con tres hermanos o abuelos enfermos; familias de numerosos miembros en un mismo hogar; casas sin baños, ni agua potable, ni energía.

De acuerdo con el Observatorio de Educación de la Universidad del Norte (2016), en el Atlántico cerca de 16.900 alumnos dejan el sistema escolar anualmente. La tasa desertora alcanza el 3,21% dentro del porcentaje nacional.  Según la UNESCO, en América Latina la tasa de abandono escolar es 17%, intensificándose en las zonas rurales. 

En este aspecto, las condiciones físicas de los edificios escolares afectan las tasas de finalización, culminación del ciclo y el incremento de matrícula. Por eso es fundamental que al momento de educar, la infraestructura cuente con fuentes hídricas, saneamiento básico e higiene, ya que desempeñan un papel crucial en el acceso a la educación y los resultados del aprendizaje.

El estudio Agua, saneamiento e higiene (WASH) en las escuelas señala, en primer lugar, que el abastecimiento de agua proporciona un bienestar en la higiene personal y ambiental, así como hidrata el cuerpo permitiendo el desarrollo de las capacidades cognitivas del estudiante. A escala global, solo un 69% de las escuelas cuentan con un servicio básico de agua, mientras que un 12% ofrecen un servicio limitado y un 19% no disponen del servicio o recurren a pozos o fuentes no protegidas. Si lo traducimos en cantidad de niños que no cuentan con el suministro del líquido, 570 millones de niños no tienen acceso a agua potable.

El estudio también señala que los baños escolares impactan en la asistencia a clases y la salud de los niños. No obstante, las instituciones educativas deben contar con baños separados por sexos, pues la falta de estos incide negativamente en la seguridad y la salud de las niñas, impidiendo en la mayoría de los casos ejercer su derecho a la igualdad de acceso a la educación. La Cangrejera hoy cuenta con baños secos separados, 40 niños y niñas capacitados en su uso y cuidado, y Guardianes del Agua dispuestos al mantenimiento de estos. Además forma parte del 66% de las escuelas equipadas con instalaciones adecuadas alrededor del mundo. Lamentablemente, en un 23% de escuelas no existen servicios de saneamiento o se recurre a letrinas de pozo o letrinas de balde, instalaciones inseguras para la defecación.

En general, mientras que la tercera parte de las escuelas no tienen suministros de agua potable y baños adecuados, la mitad no garantizan la higiene de los niños debido a la falta de agua y jabón. No tener instalaciones que cuenten con sistemas de higiene dentro de las instituciones puede producir enfermedades como eritemas, piojos, candidiasis, caries o lombrices en el intestino.

Desde Tierra Grata pusimos una semilla que veremos germinar con el tiempo. Puede que La Cangrejera sea una comunidad abandonada por las instituciones, pero está con las puertas abiertas para las intervenciones sociales. En su corazón hay un fortín que atesora una escuelita de variopintos colores, allí se resguarda el derecho a la educación que merecen los niños, niñas y adolescentes, con profesores capacitados para su cuidado y aprendizaje y con instalaciones de saneamiento e higiene óptimos para su uso.

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